Algunos miembros de la banda criminal
salvadoreña eran satanistas intransigentes que adoraban al diablo y llegaron a
practicar horribles sacrificios de animales, lo que se mantiene al día de hoy,
según un experto.
La primera oleada de refugiados salvadoreños que huyeron de
la guerra civil en este país y que se establecieron en Los Ángeles no fueron
bien recibidos por la población latina y negra del área, por lo que muchos niños refugiados de El Salvador se
convertían con frecuencia en víctimas de grupos criminales locales. En
consecuencia, entre los años 80 y 90 se originó en Los Ángeles una nueva
pandilla formada por jóvenes refugiados que se hacían llamar a sí mismos Mara
Salvatrucha, también conocida como MS-13, recuerda el diario The Washington
Post.
La pandilla, que comenzó a prosperar rápidamente en el
sistema penitenciario, se expandió por el continente e incluso por
Europa, cobrando fama como una de
las más brutales de la zona, ya que muchos de sus fundadores tenían experiencia
en la guerra de guerrillas, lo que les dio una ventaja significativa frente a
sus rivales.
Algunos de sus miembros incluso destacaron como satanistas intransigentes que
adoraban al diablo y llegaron a practicar horribles sacrificios de animales, lo
que se ha mantenido hasta hoy en día, explica Thomas Ward, profesor de
antropología de la Universidad del Sur de California.
Satanistas intransigentes que
adoraban al diablo
Los miembros de MS-13, que se distinguen por ir
completamente tatuados, aseguran que realizan estos actos macabros en respuesta
a la petición que les hace el diablo. "La bestia quería un alma y yo se la di", asegura un
miembro de la banda que mató a una joven de 15 años. "El diablo te pide que hagas cosas para
él. De ahí obtenemos poder y fuerza. No puedes dejarlo así.
La bestia también nos protege", afirma José Del Cid, un muchacho
que se inició en la banda con apenas 9 años, cuando unos miembros de MS-13 lo
encontraran durmiendo junto a un río después de que su madre lo echara de casa.
Cruentos asesinatos
Recientemente, salió a la luz el brutal asesinato de una
persona que apareció en una tumba poco profunda en el parque Regional Wheaton
en Maryland, EE.UU. Según las fuentes de la investigación, a la víctima, que recibió cien puñaladas
y fue decapitada y desmembrada, le extirparon el corazón, que arrojaron
a la tumba. Se pudo relacionar el asesinato con la Mara Salvatrucha
después de que uno de los involucrados confesara, informa The Washington Post.
Sobre el carácter satánico del grupo, un miembro de la Mara
Salvatrucha contó a Ward su iniciación en la pandilla: "Fuimos a un
cementerio e hicimos un juramento bebiendo sangre los unos de los otros. Tomamos un cuchillo, nos cortamos las
manos y luego vertimos nuestra sangre en una taza para beberla. Fumamos
mucha marihuana y luego cortamos un gato por la mitad".
"Veo esto como una
oportunidad de salir de la banda"
José Del Cid participó en numerosos y brutales asesinatos
utilizando principalmente un machete. Tras asesinar a un miembro de la banda
sospechosos de ser un delator, Del Cid confesó durante un juicio que tuvo que
amputar las piernas al cadáver. "Cogimos
un machete y empezamos a amputarle las piernas, luego las doblamos y las
metimos en el agujero también".
Tras confesarse culpable de los asesinatos que cometió a la
edad de 18 años, Del Cid permanece ingresado en una cárcel estadounidense bajo
el programa de protección de testigos. "Veo esto como una oportunidad para salir de la banda, porque si
uno es enviado de vuelta a la cárcel con todos esos locos [a El Salvador],
entonces terminas matando de nuevo".
Fuente:rt.com
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