INFORMATIVO 911: La alta fidelidad tiró del vinilo cuando parecía condenado por el CD: ahora este tiene la oportunidad de devolverle el favor

lunes, 19 de febrero de 2018

La alta fidelidad tiró del vinilo cuando parecía condenado por el CD: ahora este tiene la oportunidad de devolverle el favor

En el 2016 el mercado de los vinilos alcanzó los mil millones de dólares. Algo que no sucedía desde los años 80, según el diario británico The Independent. Aún no disponemos de datos fiables acerca de cómo le ha ido a este mercado durante 2017, pero podemos intuir que, tal y como ha sucedido durante los últimos años, habrá crecido. Una vez más.

Hoy en día es habitual visitar un gran almacén y encontrar tanto personas jóvenes como de mediana edad y veteranos rebuscando en los expositores dedicados a los discos de vinilo con la esperanza de encontrar alguna pequeña joya. Algo que hace no mucho solo sucedía en las tiendas especializadas en vinilos que, afortunadamente, luchan contra viento y marea para sobrevivir en un mercado, el de la música, en el que lo digital ha conseguido poner en serios apuros a los soportes físicos. Tan solo el vinilo parece estar aguantando su embate.

En 2016 el mercado de los discos de vinilo alcanzó el volumen de ventas que tenía en los años 80.

Pero los disco de 30,5 cm no siempre han gozado de la vitalidad que han recuperado en esta «segunda juventud». Su ocaso comenzó a mediados de los años 80, coincidiendo con el pleno asentamiento del CD en el mercado, y hasta finales de la década pasada no volvieron a dar muestras de recuperación.

Sin embargo, hay un reducto de aficionados que nunca dejaron de confiar en el vinilo. Ni siquiera durante la década de los 90, que fue cuando casi todo el mundo daba por muerto al formato: los melómanos y los audiófilos.

Los discos de vinilo, de la mano de la HiFi
Un melómano no tiene por qué ser audiófilo. Sin embargo, los audiófilos sí suelen ostentar esta doble condición. Y es que normalmente aquellos usuarios que solo se consideran melómanos adoran la música, y la disfrutan, pero sin necesidad de prestar una atención especial al equipo de reproducción.

Los audiófilos, en cambio, disfrutan la música, de ahí su condición de melómanos, pero tienen un gran interés en que la calidad de su equipo de reproducción sea lo más alta posible con el firme objetivo de conseguir que la música reproducida en él se asemeje lo máximo posible al acontecimiento musical en vivo. Algo que, inevitablemente, no es fácil conseguir.

Como veis, la diferencia entre unos y otros reside en el hecho de que unos prestan mucha atención al equipo de reproducción, mientras que a los otros solo les importa la música. Por supuesto, ambas aficiones son igualmente respetables porque al fin y al cabo son eso, aficiones. Y cada uno vive la suya como quiere. O como puede.

En cualquier caso, como os anticipé unas líneas más arriba, los melómanos y los audiófilos tienen algo más en común: su amor por el vinilo. 

Obviamente, no se puede generalizar, y, por supuesto, hay tanto melómanos como audiófilos que prefieren la música digital, normalmente bajo la forma de contenidos con calidad de máster de estudio.

Pero tanto unos como otros suelen apreciar el vinilo no solo por la calidez de su sonido (dejamos para otros artículos el debate acerca de si suenan o no mejor que los formatos digitales), sino también por su belleza como objeto coleccionable y perdurable en el tiempo. Analizar la influencia del «postureo» en el renacimiento del vinilo escapa al objetivo de este artículo, aunque es posible que también se dé en cierta medida en algunos usuarios.



Fuente:Xataka.com


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