"Hoy
estoy defendiendo la seguridad nacional americana imponiendo tarifas en las
importaciones de acero y aluminio". Donald Trump ha
materializado a golpe de afilada pluma su amenaza y ha impuesto aranceles del 25 % a las
importaciones de acero y del 10 % a las del aluminio. Exentos quedan
Canadá y México; el NAFTA les
ha salvado, de momento.
Según una
fuente de la Casa Blanca, la medida entrará en vigor en 15 días, periodo
durante el cual Trump se reunirá con los países afectados para negociar
exenciones.
Si no quieres pagar impuestos, fabrica aquí
Trump ha
convertido sus políticas
proteccionistas en temas de seguridad nacional, pues cualquier
país que no comulgue con sus locas ideas es una amenaza. Considera que la
industria de acero y aluminio norteamericana ha sido "diezmada por décadas
de comercio desleal" y que todos los países se aprovechan de Estados
Unidos, por eso estas tarifas responden a la protección de la seguridad
nacional, según Trump.
Tal y
como recoge
Bloomberg, el mensaje de Trump ha sido meridiano: "Si no quieres pagar impuestos, trae tu planta
a los Estados Unidos". Un mensaje que ya envió a
General Motors en enero de 2017 y que junto a Ford, podrían ver
encarecidos su productos.
Continental
ha expresado su rechazo a estas medidas, que podrían afectar a
la compañía de forma indirecta. Aproximadamente una cuarta parte de las ventas grupales de Continental se
generan en América del Norte, distribuidas equitativamente entre las ventas
automotrices y grupales, según datos de la compañía.
La
Association of Global Automakers ha declarado que una tarifa se traduce en
mayores precios para los consumidores y que esas excepciones no solucionarán
los problemas que esas medidas provocarán en Estados Unidos y en los
fabricantes de automóviles y camiones.
Lo cierto es
que, como cualquier otra medida económica, influirá en cada eslabón de la
cadena de valores: fabricantes, trabajadores, consumidores y productos.
General Motors ha declarado que no se verán demasiado afectados, pues compran el 90 % del acero en
Estados Unidos, al igual que Ford, aunque ha afirmado que las tarifas
provocarán, probablemente, un incremento de los precios en el país. Hyundai por
su parte está evaluando el impacto de esta medida mientras que Honda también
vaticina un aumento de precios.
Harley
Davidson, afectado por la decisión europea de aplicar un
arancel del 25 % en respuesta a Trump, ha asegurado que "elevarán el
precio de los todos productos, independientemente de dónde provenga la materia
prima".
"Si a ésto le sumamos un arancel en determinados mercados
exteriores tendremos un impacto significativamente negativo contra nuestras
ventas, nuestros distribuidores, nuestros proveedores y por supuesto contra los
clientes de esos mercados".
En un acto
en la Casa Blanca, el presidente de Estados Unidos ha indicado que estas
medidas se toman no "por elección, sino por necesidad", y que en un
plazo de 15 días entrarán en vigor. Pero que no cunda el pánico, durante este
periodo podrán tener lugar conversaciones
para negociar exenciones, que dependerán de si cumplen con el gasto
militar que les exige Estados Unidos.
Entre los
colegas a los que no quiere enfadar en cuanto a acuerdos comerciales (lo de los
muros es otra historia) se encuentran Canadá y México, pues el Tratado de Libre
Comercio de América del Norte (TLCAN-NAFTA) sigue en fase de negociaciones.
Trump aboga más por disolverlo que por llegar a un acuerdo, pero todo depende
de cuánto gane Estados Unidos en el trato.
De hecho,
México (9 % de las importaciones de acero en Estados Unidos) y Canadá (14 %) se
salvarán de los aranceles solo si se alcanza un acuerdo satisfactorio para la
primera potencia económica.
El NAFTA está bien si no hay perdedores, pero los hay
Bajo el
acuerdo NAFTA el 62,5% del material empleado en la fabricación de un automóvil
debe tener procedencia norteamericana para no ser gravado, pero a Trump no le
parece suficiente y quiere que ese ratio ascienda al menos hasta el 85%.
Lo de la
liberalización y la eliminación de barreras reguladoras es bueno para favorecer
la inversión y el comercio, excepto cuando supone la destrucción de la economía doméstica para el
país 'más débil'.
Recordemos que desde el 1 de enero de 1994, año en el
que entró en vigencia este tratado de libre comercio, la industria automotriz y
las exportaciones han sido los principales ganadores del NAFTA en México.
Por otro lado, la apertura comercial acabó por devastar la producción nacional de juguetes en México, y lo que fue más grave, la agricultura. El sector agrícola tradicional (pequeños productores de maíz y otros cereales) se estancó y sufrió las consecuencias de la competencia con el sector agrícola norteamericano.
Asimismo, el
desempleo rural se incrementó y produjo un incremento de la emigración a
Estados Unidos de más de seis millones en 1994 a 12 en la actualidad. Ahora
quieren construir un muro para que no pasen.
En Estados
Unidos el comercio ampliado con México provocó un amento del desempleo (pérdida
de 700.000 trabajos según el sindicato AFL-CIO) perteneciente al sector
industrial y automotriz ya que la producción se iba a México, donde los obreros ganan una fracción
de lo que devengan sus contrapartes estadounidenses. El ejemplo más
ilustrativo es Detroit.
La
integración regional y la apertura de mercados son positivos cuando la
identidad cultural, el desarrollo de las fuerzas productivas nacionales, la
igualdad de la riqueza y la conservación del medio ambiente (así como la
legislación nacional) son respetadas. Pero eso a Trump le da igual.
Unas horas
antes del anuncio de las medidas, 11 países de la cuenca del Pacífico han
firmado el TPP11, un enorme
acuerdo de libre comercio cuyas negociaciones abandonó Estados
Unidos hace un año.
Asia y Europa ya han respondido
Ante este
arrebato proteccionista, Europa no
tardó en responder y ya antes de que se oficializara, anunció
que estudiaría limitar la entrada del acero y aluminio a Europa además de estar
preparando aranceles a la importación de las Harley-Davidson, el Bourbon y los
Levi's.
Francia ha
lamentado la medida y ha advertido que en una guerra comercial solo hay
perdedores. China,
"decididamente opuesta" a la medida, considera "un
ataque grave a la normalidad del orden comercial internacional". Japón dijo que la medida tendría
un "gran impacto" en las estrechas relaciones bilaterales de los
países, mientras que Corea del Sur expresó
que estudia presentar una queja ante la Organización Mundial del Comercio.
China, que junto a Europa forma parte de los dos principales socios
comerciales de Estados
Unidos y que produce la mitad del acero del mundo, cree que los aranceles
afectarán "seriamente el orden normal del comercio".
Fuente:motorpasion.com
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