El mundo en
el que vivimos cree menos en el
libre comercio que hace unos pocos años. La victoria de Trump y del
Brexit así lo atestiguan, pero las consecuencias de este giro todavía no se han
hecho notar. Ya en campaña Trump
amenazó con subir aranceles, y lo cierto es que empieza a cumplirlo: los aranceles
de EEUU a China han aumentado y las represalias no se han hecho
esperar.
Si seguimos
de cerca los tweets de Trump sobre este asunto veremos que menciona
continuamente el déficit comercial de EEUU con China, pero también pérdidas
por transferencia de propiedad
intelectual. ¿A qué se está refiriendo?
La propiedad intelectual y China
En China
tienen un plan trazado desde hace décadas para salir de la pobreza, y lo están
ejecutando a la perfección. No se trata solo de atraer inversión extranjera
(fábricas) sino de aprender de las empresas que se establecen allí.
Efectivamente,
si solo se busca inversión llega un día en el que dicha inversión se irá a un
sitio más barato. De hecho ya está pasando, con muchas fábricas moviéndose a
países donde la mano de obra es más barata que en China, como por ejemplo
Vietnam. Pero China ha logrado aprender, dominar la tecnología y ser una potencia por sí sola.
Este
aprendizaje ha venido impulsado por el Gobierno y usando una de las grandes ventajas de China:
su población. China es un mercado muy atractivo debido a que es un mercado de
1.300 millones de habitantes. El Estado establece un férreo control de las
empresas que se establecen allí para vender productos o dar servicios a su
población. La excusa es la seguridad, y el objetivo es la transferencia de
tecnología y propiedad intelectual (con esto no quiero decir que el control que
establece el Gobierno chino sobre su población sea simplemente una excusa, la
represión es real y contundente, pero la usan, además, para este objetivo).
Estás son mis condiciones si quieres vender en mi país
Cuando una
empresa extranjera quiere vender un producto o un servicio en China, lo normal
es que no pueda hacerlo por su cuenta. Hay unas condiciones. Y normalmente
tiene que aliarse, de forma obligatoria, con un partnerlocal. El
objetivo es que haya una transferencia de conocimiento y de tecnología a las
empresas locales.
La idea no
es nueva, ya en la URSS de
Stalin se intentaba hacer lo mismo, pero China lo ha logrado elevar
hasta tal punto que es un asunto de seguridad nacional en EEUU. Las transferencias tecnológicas son inmensas
desde EEUU.
De hecho no
hay más que ver lo complicado que tienen algunas empresas americanas para hacer
negocios allí. En su día Google decidió
salirse del mercado debido a los continuos ataques y censura por
parte de China. Lo cierto es que Google estaba harto de tanta interferencia del
Gobierno chino y decidió salirse del mercado. Mucho tiempo ha pasado desde
entonces, la clase media china sigue creciendo y ahora Google lleva tiempo planteándose volver,
es un mercado muy jugoso como para estar fuera.
Una empresa
que ha colaborado desde el principio con las autoridades chinas es Apple. Para
Apple China es un mercado fundamental, desde el lanzamiento del iPhone 6. Pero
el Gobierno chino pide un férreo control de los datos de los usuarios. Tanto
que recientemente la compañía de Cupertino ha tenido que
mover su iCloud de ciudadanos chinos al país asiático, llegando a un
acuerdo con un socio local. Es un patrón habitual, con excusa de la seguridad
el Gobierno chino pide a una empresa americana que lleve su tecnología al
país aliándose con un socio local
que aprenderá la forma de hacer las cosas.
Otro ejemplo
interesante es el de Netflix. Si miramos el mapa de la cobertura de Netflix algo
destaca: la cobertura es prácticamente universal a excepción de países en
Guerra (como Siria) y China. Lo cierto es que el Gobierno le está impidiendo la
entrada, obligando al gigante del vídeo americano a que licencie su contenido a
empresas locales, con acuerdos como
los que tiene con iQiyi (propiedad de Baidu).
Otra empresa que lo tuvo complicado en China fue Uber. Después de una guerra sin cuartel
quemando dinero a un ritmo increíble, tuvo que
aliarse con su competidor chino, Didi Chuxing. Prácticamente tuvo
que salirse de China cediendo su mercado a su competidor a cambio de participar
en los beneficios.
Todas las
compañías que operan allí lo saben: si quieren hacer negocio en China hay que
transferir propiedad intelectual y tecnología. Los socios locales, impuestos
por el Gobierno, quieren aprender. Incluso algunas veces algo más que aprender.
Un caso algo
antiguo es el del surgimiento de
Huawei como proveedor global de infraestructura de telecomunicaciones. En
sus orígenes hubo disputas sobre el uso de
propiedad intelectual de Cisco sin su permiso en sus productos. Al
final llegaron a un acuerdo, cuyos detalles al completo son secretos, pero del
que se conoce que Huawei dejaba de usar estas prácticas y retiraba productos
que usaban esta propiedad intelectual.
¿De verdad es tan importante?
Ahora bien,
la China de hoy no es la China de finales de los 70, cuando decidió abrirse al
capitalismo y abandonar un modelo que no hacía más que provocar hambrunas. En
China existe a día de hoy mucho I+D+i, de hecho es uno de los
países más innovadores del mundo.
Por
tanto ya no son tan
necesarias estas transferencias de propiedad intelectual. Quizá en
el pasado sí lo fueran, pero una vez que ya han empezado a investigar y desarrollar productos
innovadores por su cuenta, no las necesitan. China está en un momento en
que puede dejar
su proteccionismo y copia de productos e innovar por su cuenta.
Es por eso
que quizá a día de hoy
EEUU está presionando para que estas prácticas acaben y
cualquier empresa pueda operar en China sin estos chantajes. Por supuesto no
cuestionan que las empresas tengan que cumplir la legalidad de país, pero sí
que haya que regalarles lo más preciado de las empresas, su conocimiento.
Fuente:Xataka.com
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