LONG ISLAND,
NUEVA YORK -- El 17 de enero de 2017, Vladimir Guerrero junto a su familia y un
numeroso grupo de vecinos y familiares en su natal Don Gregorio, esperaban con
ansias una llamada que pudiera cambiar el rumbo de la vida de la ex-estrella de
las Grandes Ligas. Guerrero estaba en su primer año de elegibilidad al Salón de
la Fama y el panorama lucía prometedor para un prominente bateador de promedio
de por vida de .318 en más de ocho mil turnos, es decir, el cuarto mejor
promedio de bateo en la historia de las Grandes Ligas desde 1961.
Sin embargo,
el teléfono nunca sonó.
Vladimir no
es sólo un pelotero de los más de 700 de sus compatriotas que han alcanzado las
mayores. Para Don Gregorio, ''Vladi'' es un mensaje de ''Si se puede'', una
frase muy bien conocida y entendida por todos los rincones de América Latina,
con una carga emotiva única que genera esperanzas para todas las generaciones.
Para su numerosa familia que supera el centenar de hermanos y primos
''Miqueas'' es el que mayores peldaños pudo escalar en el béisbol entre una
veintena de la misma familia que llegaron al menos a firmar un contrato con una
organización de liga mayor.
Virgilio
Rojo, uno de sus más cercanos amigos, y a la vez, su relacionista público, en
ese momento le preguntó: ''Miqueas... ¿De verdad quieres llegar al Salón de la
Fama?''
El
respondió: ''Si. Yo creo que lo merezco''.
Las plegarias
de todo un pueblo se cocinaron a fuego lento por un año. Hoy de nuevo llegó la
oportunidad de esperar la llamada que marcaría la historia de una familia y un
pueblo. Sin embargo, esta vez Vladimir prefirió la privacidad de su segundo
hogar en Long Island, Nueva York. Una residencia sencilla que mantiene a las
afueras de Manhattan que utiliza para compartir con su grupo familiar en esta
área.
Vladi es
igual que los millones de dominicanos que de al gana u otras forma tienen un
''primo'' en Nueva York.
Para este
periodista de 20 años de experiencia en el béisbol, esta fue mi primera
oportunidad de compartir un momento de sublimación con un candidato al Salón de
la Fama. En una ceremonia muy sencilla, sólo sus más cercanos familiares eran
los invitados a la cita. Sin lujos, sin escándalos, sin el pueblo. Vladimir no
quería la parafernalia del año pasado.
A pesar de que había mayor seguridad de
los resultados de este año hacia el Salón de la Fama, el Jugador Más Valioso de
la Liga Americana en 2004 no se confiaba. Quizás el golpe anímico del 2017 fue
muy duro. Quizás fue difícil de asumir lo que para el fue una derrota frente a
la gente de su tierra.
Sólo
Vladimir en su muy introvertida personalidad lo sabe.
Los
contactos en la industria del béisbol decían que de existir una llamada este
año sería entre las 5:00 y las 5:30 de la tarde del 24 de enero de 2018. La
idea era reunir a su grupo familiar y esperar por una llamada telefónica.
Parece fácil. Póngase cualquiera en esos zapatos.
Alrededor de
las dos de la tarde el popular barbero de muchos peloteros de Grandes Ligas
@JordanMVPBarber arribó a la casa para hacerle un corte especial. Fue una
sesión de tensa calma, mientras los demás miembros de la familia esperaban y
conjeturaban sobre los resultados de los votos de la Asociación de Escritores
de Béisbol de los Estados Unidos (BBWAA), que a partir de este año habían
revelado de manera pública sobre un 50% de las papeletas de votación y para
este momento daban a más de un 96% de votos proyectados, no se garantizaba la
seguridad de los resultados.
''¿Estas
nervioso?'' Le pregunté.
''Como te
digo... eh... yo no controlo lo que puede pasar. Yo tengo que estar tranquilo y
confiar en la voluntad de Dios y la voluntad de los periodistas'', decía el
hombre de la mirada perspicaz que me recordaba en cada momento su swing natural
y sin guantines que fue uno de los mejores espectáculos del béisbol por 16
años.
A las 5:00
de la tarde la familia estaba sentada. Junto a ''Vladi'' se encontraba una vez
más su amigo Virgilio, quién una vez más esperaba la llamada. La tensión
comenzó.
Más de media
hora entre chistes tensos y frases para calmar emociones. ''¿Será que no tienen
el teléfono de aquí?'' decía Vladimir. ''Será que tienen el número de República
Dominicana?'' Risas nerviosas llenaban la sala.
Doña
Altagracia dijo: ''No hay apuro. El apuro es parte del fracaso''.
A las 5:45
de la tarde finalmente sonó el teléfono. Jack O'Connell, secretario de la
Asociación de Escritores preguntó por Vladimir y le informó que según los
resultados, finalmente había sido seleccionado al Salón de la Fama y de
inmediato colocó en conferencia a Jane Forbes Clark, la presidenta del Comité
Ejecutivo del Salón de la Fama para darle la bienvenida oficialmente al Salón
de la Fama e invitarle formalmente a las actividades.
La sala de
la casa se confundió en abrazos. Doña Altagracia demostraba su regocijo e
invitó a un brindis elevando una oración de gracias a Dios. ''Una vez
pregunté... ¿qué es lo más lejos que se puede llegar en esto de jugar
béisbol?... y me respondieron que las Grandes Ligas. Yo dije que mis hijos
llegarían ahí y cuando vi lo que Vladimir hizo sabia que llegaría mucho más
lejos. Muchos se rieron de mi sueño, pero no era un sueño. Yo lo ví. Yo lo
visualicé. Yo sabia que todo esto iba a pasar'' decía emocionada quienes todos
conocen como ''La Chichí''.
''El año
pasado fue un golpe para mí, como te explico...'', dijo el flamante nuevo
miembro del Salón de la Fama. ''Tratamos de estar siempre con Dios adelante y
contento por ser el primer bateador de mi país que recibe este
reconocimiento''. ''Vladi'' estaba en shock. Conmocionado por tantas muestras
de afecto. Sus hermanos y primos traían noticias de que las polvorientas calles
de Don Gregorio, sus colmados, picapollos y esquinas explotaban de júblilo ante
la noticia. Sus hijos, sobrinos y demás miembros de la familia y allegados
comenzaron a celebrar como si hubiesen ganado una Copa Mundial de Fútbol.
Mucho ha
llovido desde que el joven Vladimir llegó a Campo Las Palmas, la base
dominicana de los Dodgers de Los Ángeles y tras ocho meses viviendo y
entrenando en las facilidades del club y con una promesa de firmar con esta
organización, el contrato nunca llegó. Su hermano Ezequiel, ya firmado con los
Dodgers, dijo a los directivos del club que por orden de su mamá Vladimir tenía
que regresar a casa si no firmaba. Como represalia para el mensajero, los
Dodgers también dejaron libre a Ezequiel. Los hermanos regresaron a casa de
Doña Altagracia con su talento bajo el brazo y sus esperanzas de regreso a Don
Gregorio. Al poco tiempo después el scout Arturo De Freitas puso un contrato
sobre la mesa para los Expos de Montreal de apenas dos mil dólares, más cien del
bolsillo del agente Fred Ferreira.
''Yo hice lo
que mi mamá me ordenó'', dice un emocionado Ezequiel. ''Llevé de regreso a
Miqueas a casa''.
El resto es
historia. Hoy uno de los más talentosos bateadores en la historia de este
deporte es oficialmente un miembro de la Clase del 2018 del Salón de la Fama
con un 92.9% de los votos junto al ícono de los Bravos de Atlanta Chipper
Jones, el jonronero Jim Thome y el cerrador Trevor Hoffman. Hoy respira en calma.
La llamada
se tardó un año más, pero finalmente llegó. Miqueas es Salón de la Fama y Don
Gregorio tiene por siempre un símbolo de esperanza.
Fuente:Espn.com
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